“¡Quiero ser humana!”, exclama Ponyo y, decidida a convertirse en una niña y regresar con Sosuke, escapa. Se desata el caos. Las aguas se agitan. Las hermanas de Ponyo se transforman en enormes maremotos con forma de pez que llegan hasta la casa de Sosuke, en lo alto del acantilado. La locura del mundo marino envuelve el pueblecito de Sosuke, que se sumerge bajo las olas...
Una niña y un niño. Amistad y responsabilidad. El mar y la vida misma. Hayao Miyazaki ofrece en Ponyo una historia apasionante sobre una madre, su hijo y una pececita muy curiosa.
Sosuke
El pequeño Sosuke es un niño inquieto cuya curiosidad es tan grande como su imaginación. Mientras juega cerca del mar en el acantilado sobre el que se alza su casa, se encuentra a la pequeña Ponyo en dificultades. Entre Sosuke y esta dulce criatura acuática se establece una intensa amistad con unos lazos que nadie conseguirá romper.
Ponyo
Espontánea, hiperactiva, mágica, divertida... La pequeña Ponyo es una pececita muy parecida a los humanos, tanto que su sueño es convertirse en una niña de carne y hueso. Ponyo se escapa de su morada en las profundidades del mar para descubrir qué hay más allá. Cuando conoce a Sosuke descubre cuál es su verdadero objetivo. A los dos les esperan increíbles aventuras juntos.
Lisa y Koichi
Los padres de Sosuke tienen una intensa relación con el mar. Lisa trabaja en una agradable residencia de la tercera edad cuyos ancianos disfrutan de unas vistas inmejorables sobre la costa. Koichi es capitán de barco y se divierte intercambiándose mensajes en código morse con su hijo. Ambos se darán cuenta de que tras la relación entre Sosuke y Ponyo se esconde el verdadero sentido de la amistad.
Los padres de Sosuke tienen una intensa relación con el mar. Lisa trabaja en una agradable residencia de la tercera edad cuyos ancianos disfrutan de unas vistas inmejorables sobre la costa. Koichi es capitán de barco y se divierte intercambiándose mensajes en código morse con su hijo. Ambos se darán cuenta de que tras la relación entre Sosuke y Ponyo se esconde el verdadero sentido de la amistad.
Fujimoto y La Diosa del Mar
Son los padres de Ponyo. Fujimoto vive en las profundidades abisales entre seres marinos de todo tipo y cruza los mares sobre un barco propulsado por aletas de ballena. No quiere que Ponyo logre su objetivo de convertirse en niña, ya que odia a los humanos debido a su falta de respeto con el mar y la naturaleza. Su esposa, una diosa marina de belleza incomparable, sabrá calmar la situación y devolver la paz al mar
Hayao Miyazaki (Director)
Desde hace más de veinte años (Nausicaä, el valle del viento fue uno de sus primeros grandes éxitos, en 1984) Hayao Miyazaki es considerado el mejor cineasta japonés de animación. El público de occidente comenzó a descubrir su obra —en un orden que no respeta la cronología— con Porco Rosso en 1992, película que relataba las aventuras de un cerdo aviador. Desde entonces, cada uno de sus largometrajes ha provocado gran sensación y verdaderos fenómenos sociales. Hayao Miyazaki nació en Tokio en 1941. Su juventud la marcan la guerra y la imagen de una madre enferma que permanecerá en cama durante nueve años. Su padre y su tío dirigen una sociedad que fabrica timones para aviones. Muestra rápidamente una gran pasión por la aviación y, más tarde, por el dibujo. En 1963, provisto de un título de economista, entra en la Toei Animation, el estudio más importante de Japón. A continuación, seguirán veinte años de trabajo durante los cuales subirá todos los escalones dentro de la profesión (animador, guionista, realizador, productor) hasta acceder a la independencia total en 1985 con la creación de Studio Ghibli. Cuando entra en la Toei, Miyazaki tiene veintidós años y en el país impera la moda de las series largas de televisión. Los efectivos del estudio son enormes (más de 500 empleados) y Miyazaki se siente pisoteado por este gigantismo. Con su compañero Isao Takahata, sueña con guiones más sutiles, capaces de divertir tanto a padres como a hijos. En 1968, colaboran en Horus, príncipe del sol, que por su narración marca un antes y un después en el mundo de la animación nipona. En 1971, Miyazaki y Takahata abandonan la Toei. Miyazaki tiene varios empleos en diferentes productoras, siempre con el mismo objetivo: hacer un largometraje. Pasarán ocho años antes de crear Arsene Lupin y el Castillo de Cagliostro (1979). Después deja temporalmente los dibujos animados para firmar un manga en siete entregas, Nausicaä, el valle del viento, que es su primera creación original relevante. En la historia, que narra el combate de una princesa que vive en un planeta consumido por la industria, encontramos dos elementos que se repetirán en sus películas: el pacifismo y la obsesión por la ecología. Es el gran giro de su carrera. Así nace Studio Ghibli (patronímico elegido por Miyazaki en memoria a un avión de caza italiano). Miyazaki firma seis largometrajes de los cuales cuatro hacen estallar las recaudaciones de taquilla: Mi vecino Totoro (1988): 2 millones de espectadores; Porco Rosso (1992): 3 millones; La princesa Mononoke (1997): 17 millones; y El viaje de Chihiro (2001): 23 millones. Tras recibir un Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín y un Oscar por El viaje de Chihiro, Miyazaki enlaza con otros dos cortos destinados al Museo Ghibli, un museo que en gran medida está consagrado a sus obras, y que tiene una gran aceptación. En 2004 dirige El castillo ambulante y Ponyo es su última obra maestra.
2 comentarios:
he visto el trailer en la tv, estos chicos se están haciendo famosos.
No tanto como nos gustaria.
A ver si sacan mas pelis en DVD
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